Todo comenzó un día, tras un entrenamiento habitual, un dolor difuso en el glúteo que me derivaba varias molestias las cuales no entendía el porqué ni cómo, pero que ahí estaba. Sin hacerle mucho caso, pensando que era el «típico» dolor que se generaba tras un entrenamiento mal planificado o que simplemente ese día no autorregulé como debía ser entre otros miles factores que podrían influir, seguí entrenando las próximas semanas ignorando lo que el cuerpo me querría decir.
Un día, ya cansado de tener que aguantar esas molestias, y que veía que poco a poco estaba más presente en mi día a día, pues decidí acudir a varios profesionales que trabajasen cerca de mi localidad. Digo varios, porque todos ellos utilizaban la misma técnica la cual no iba más allá de acostarme en una camilla y que, por «arte de magia», me recuperase con solo presionar un poco la zona afectada y poco más.
Tras haber invertido mucho dinero y tiempo, decidí reunir de nuevo esperanzas y dediqué tiempo en buscar a un profesional el cual me transmitiera esa seguridad que necesitaba. He ahí cuando descubrí a Maelán, vi la forma en la que trabajaba y como atacaba al problema desde múltiples ángulos, ya que no se centraba solo en realizar una planificación la cual te pautaba las actividades físicas que debes de hacer sino también las psicológicas. En ese entonces fue cuando, gracias a él, aprendí que es un factor muy importante a tener en cuenta y que muchos profesionales del sector no lo ponen en práctica.
Una vez contratado su servicio de asesoramiento online, he de confesar que al principio no tenía mucha confianza en esta metodología pero al cabo de unas pocas semanas, empecé a notar grandes cambios en mi salud física y psicológica. Además, considero que este éxito es gracias a que ha sido capaz de ofrecer una educación sobre el dolor la cual hubiese agradecido obtenerla mucho antes.
A día de hoy, ya puedo volver a no solo entrenar sin ningún tipo de molestias sino que también puedo hacer vida normal y estoy mucho más «despejado» ya que no estoy recordando el dolor de forma constante como hacía antes ya que eso es algo que, al menos a mí, me podía estropear toda una semana.